Imaginaros: llegamos a casa después de un largo día de trabajo y lo que más nos apetece es descansar, relajarnos y no pensar en nada más que en nuestro bienestar.

Nos viene a la cabeza un baño, si es con espuma, mejor y ¿qué tal unas velitas encendidas? ¿y si mientras me doy el baño puedo saborear una copita de champagne?

El perfume que envuelva la estancia sea suave que deleite nuestro sentido olfativo, todo esto son emociones, son deseos que hay que despertar en el posible comprador o inquilino.

Si en vez de esto se muestran baños desordenados, con los botes de champú, gel, colonias y demás enseres de aseo, toallas descoloridas, multicolor, albornoces, muebles viejos, los WCs con la tapa levantada.

Todo esto genera rechazo inmediato en todo aquel que está viendo esas fotografías e inmediatamente deja de ver esta vivienda y pasa a la siguiente.

En este caso lo primero que hicimos fue eliminar todo aquello que no iba a beneficiar en absoluto en el alquiler de la vivienda, así que retiramos el mueble, el cesto de mimbre y las toallas, los portarrollos de papel higiénico.

Llevamos a cabo una limpieza a fondo y nos propusimos agradar a los posibles inquilinos con una puesta en escena que invitara al descanso, al relax, al desconectar después de un largo día de trabajo.

Para ello colocamos unas toallas nuevas, encendimos unas velitas y llenamos la bañera, una cortina transparente, la planta verde aportando frescura, las copas de champagne, el cuadro invitándonos a saborear el momento.

Con todo ello en conjunto buscamos despertar en los posibles inquilinos el interés, las ganas, el deseo de quedarse en ese lugar, imaginándose dentro de esa bañera de espuma y compartiendo esas copas de champagne.

Fotos del proyecto:​

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